literature

PMM:RP - Capitulo 38: Conflicto de Interes (2)

Deviation Actions

WillChar96's avatar
By
Published:
541 Views

Literature Text

(Primera parte: PMM:RP - Capitulo 38: Conflicto de Interes (1))

—Solo curiosidad... ¿quién era ese? —preguntó Saura mientras seguían a Prince de vuelta en la calle—. Parecía... no sé...

—Naxi, el Flygon oscuro, como se lo llama —masculló Prince, como reacio a responder la pregunta—. No responde a nadie más que a aquellos que se le da la gana escuchar. Flota entre las divisiones y ayuda a los equipos de resistencia bajo sus propios términos. No es siempre el personaje más fácil con el que llevarse bien, tampoco... pero es uno de los más competentes.

Char tenía algunas otras preguntas que hacer, pero pudo imaginarse por la voz de Prince que no estaría emocionado por responderlas.

—De todas formas, Char... ahora que tenemos tu abrigo...

—No me lo pondré —dijo rápidamente Char—. No... no puedo. Es demasiado horrible.

—Quizá pensarás diferente cuando te estés congelando vivo —dijo Prince—. ¿Acaso te has olvidado tan fácilmente lo que te he mostrado? ¿Ya lo has borrado de tu memoria?

—Pica. Es casi tan malo como el frío.

—Cuando estés lo suficientemente entumecido por el frío, no sentirás la picazón. Es fácil de ignorar.

—Lo dice el que nunca se ha puesto un abrigo...

Prince frunció el ceño y se giró para enfrentar a Char.

—¿Acaso la actitud de Naxi ya se te ha pegado? —replicó Prince con frustración—. Te haré un trato. No tendrás que llevar el abrigo hasta el último tramo en el viaje a través de Zerferia. Pero deberás ponértelo cuando te diga que lo hagas. Hasta entonces, bien, actúa terco.

Char cruzó los brazos en desafío, pero asintió con renuencia ante el acuerdo. En verdad, se imaginó que le daría más tiempo para considerar formas de evitar ponerse el abrigo.

—Entonces... como decía... —gruñó Prince—. Char, ya que hemos terminado con eso... querías consejos de lucha. Ahora es probablemente el mejor momento y lugar. Un poco más tarde y nos perderíamos la oportunidad de asistir a la historia de Legend como querías.

—Eh... de acuerdo... —dijo Char, verificando sus alrededores. Era una vacía esquina de calle, ciertamente espaciosa para tener algo de movilidad.

Tanto Saura como Ray pidieron para ser omitidos, ya habiendo puesto todo su esfuerzo con Scythe y quedado abatidos. Se retiraron a la acera para observar. Char empezó a sentirse avergonzado porque últimamente no había podido compartir demasiada atención con el resto de su equipo. También encontró raro que la actitud de Prince hubiera cambiado ligeramente, como si aquel ejercicio de lucha fuera una tarea para él, algo que solo estaba haciendo porque Char se lo había pedido. Char se preguntó si su encuentro con Naxi lo había molestado más de lo que aparentaba. También se preguntó si el Infernape todavía estaba cansado por su duelo con Scythe.

De cualquier modo, Char se preparó para la lección.

—Ahora, cuando sabes que debes pelear, asumes la postura de batalla, y preparas tu Ascua —habló Prince—. Hazlo.

Char por lo tanto posicionó su postura y se inclinó hacia adelante. En su mente, se imaginó a sí mismo como un Charmander al que su entrenador estaba ladrándole órdenes.

“¡Ve! ¡Char!”, dijo el entrenador. “¡Aquí vamos! Prepárate para luchar...”

—Char, esa no es una postura de batalla —suspiró Prince—. Cuando te preparas para luchar, nunca quedes en tus patas traseras. Siempre en cuatro patas. Tienes que ser capaz de evadir hacia cualquier dirección en cualquier momento, y no puedes hacer eso en dos patas. ¿Entiendes?

Asintiendo, Char se lanzó hacia adelante y aterrizó en sus garras delanteras. No batallaba a menudo en aquella postura, así que se sentía muy incómoda, pero estaba dispuesto a aprender si Prince alegaba era la mejor manera. Notó que Prince había hecho algo similar, encorvándose hasta casi una postura de gateo, listo para usar sus cuatro extremidades para moverse. Luego de llevar su fuego hasta un nivel respetable, Char se quedó allí listo para más instrucciones.

—Bien, ahora... por lo que he observado, sabes tus ataques de fuego básicos. Ciertamente el más importante, mantener un torrente de llamas. ¿Pero has aprendido algo más?

—Por supuesto —dijo Char—. No puedo usar fuego contra todos los enemigos. Algunos no son demasiado dañados por él. Conozco la Garra Metal, por un lado... y lanzar pantallas de humo... y si eso no funciona, siempre puedo intentar golpear al enemigo...

—Como ya deberás o no saber, los humanos tienen títulos para los diferentes tipos de ataques que los Pokémon realizan. Cuando ‘golpeas’ a un oponente con solo tus garras, lo llaman ataque ‘normal’.

—He escuchado eso antes, creo —dijo Char—. Domo usó ese término antes... para cuando solo muerdes o arañas o golpeas al enemigo, sin usar fuego... o cualquier otro poder que un Pokémon tiene...

—Es importante aprender a combatir cuerpo a cuerpo apropiadamente —dijo Prince—. Incluso si dominas tu fuego, puedes inclinar la balanza de la batalla con buenas habilidades cuerpo a cuerpo. Verás, algunos Pokémon han evolucionado para repeler los poderes elementales de sus rivales y depredadores. Si expulsaras fuego hacia un Blastoise, tendría muy poca efectividad, ya que el elemento de agua repele tu fuego. De igual manera, si Saura te golpeara con un proyectil de hoja, te haría poco daño, ya que repeles naturalmente los ataques basados en plantas.

—Sí, ya conozco la red de debilidades —le dijo Char—. Domo nos la enseñó en los primeros días de entrenamiento.

—Pero aquí es donde los ataques ‘normales’ entran —continuó Prince—. Mientras que un Pokémon de agua es capaz de repeler tu fuego, no podría repeler el clásico golpe a la cabeza, o un profundo rasguño a la piel que saque sangre. Con suficiente destreza, podrías superarlos con fuerza bruta. Pelear como un demente es peligroso, pero efectivo, si puedes dominarlo.

—¿Qué estás diciendo? —preguntó Char—. Que si mi fuego no funciona...

—Es bueno que sepas la red de debilidades, y con qué tipos de Pokémon debes tener cuidado en la naturaleza —dijo Prince, asintiendo—. Pero si intentas, por un momento, imaginarte a la ‘normalidad’ como su propio elemento en la red, podrías decir que ningún Pokémon es especialmente vulnerable a ella, y que ningún Pokémon la resiste. Es un repliegue confiable si tu enemigo tiene una fuerte inmunidad hacia tu elemento.

Char miró el suelo, contemplando esta idea. Era un concepto extraño. ¿El “sin elemento” es, por sí mismo, un elemento?

—Ahora... una vez que entiendas ese concepto, intenta aprender esta útil técnica de batalla —instruyó Prince, haciendo señas con sus manos—. ¿Alguna vez has prendido fuego a un enemigo?

—¿Si los he quemado? Sí, a muchos —respondió Char—. Ocurre todo el tiempo. Especialmente con los Pokémon planta salvajes...

—No sabrías esto, pero adquirir una quemadura es muy doloroso —dijo Prince—. Es diferente a otras formas de dolor. Si el cuerpo de un enemigo es prendido fuego y su carne es quemada, arderá constantemente por horas hasta que es sanada, ya sea gradualmente o con medicina. La carne quemada se vuelve muy sensitiva. Cada toque se siente como centenares de cuchillos cortando su superficie.

Char conocía todo aquello demasiado bien, pero no lo iba a mencionar.

—Y por eso, si consigues quemar a tu oponente en batalla, ganas una ventaja —continuó Prince—. El dolor es un distractor. El oponente no será capaz de pensar con claridad, y se volverá vulnerable a trucos y trampas absurdas que de otra forma encontraría obvios. Especialmente en lo que respecta a estos movimientos ‘normales’.

Prince se aproximó a Char, como para probar un ataque contra él. Char se preparó para esquivar.

—En este caso, encontrarás efectivo montar una fachada —dijo Prince—. Engaña al enemigo para que espere un ataque, luego cambia de idea al último momento. Ya que la quemadura consume la atención de tu enemigo, probablemente caerá en tu disimulo, y directo a tu trampa. Usa la oportunidad para golpearlos con fuerza. Por ejemplo, una maniobra común que tiendo a realizar por instinto es lanzarme al suelo para esquivar el asalto del enemigo, luego contraatacar con una patada rotatoria. Así...

Prince demostró aquel movimiento, pero de forma lenta y deliberada. Lo finalizó con su pie prácticamente en el rostro de Char.

—Pero si llevara a cabo una fachada, dudaría de mí mismo —dijo Prince, retirándose otra vez a su postura de batalla—. De seguro mi enemigo ya está acostumbrado a mis movimientos favoritos, por lo que ya habría alistado contraataques para ellos. Podría hacer esta misma moción distintiva, pero en cambio...

Prince se arrojó al suelo, pero en lugar de lanzar una patada a la cara de Char, usó su pie para catapultarse en una voltereta hasta el flanco izquierdo de Char. Char retrocedió de la sorpresa e intentó dar un salto hacia adelante, pero el ataque llegó y lo golpeó desde atrás, volteándolo y causando que patinara más de un metro hacia adelante. Se sacudió y se volteó nuevamente a su postura de cuatro patas.

Char sonrió. Quizá podía engancharse un poco también, después de todo.

—¿Sorprendido? —se rio Prince—. Como la mayoría de mis enemigos. Si lo notaste, atrapé a Scythe no una, sino dos veces con ese movimiento durante nuestra batalla. ¡Y él es de los que usualmente predicen las acciones de un enemigo cinco movimientos por adelantado! Pero si mezclas tus ataques lo suficientemente bien, el enemigo tendrá que pasarse más tiempo pensando que reaccionando... y si están siendo distraídos por una quemadura, o quizá algo más, como veneno... simplemente no tendrán oportunidad. Ahora, es tu turno, Char. Ve si puedes confundirme. Intenta sorprenderme.

Char merodeó en sus cuatro patas. Sabía que no podría sorprender al viejo guerrero, especialmente no con su primer ataque. Ese no era el objetivo. Primero tenía que hacer que Prince esperara algo, y luego subvertir rápidamente aquella expectativa. Consideró sus puntos de entrada. Era pequeño y ágil en comparación al primate. Un ataque a la cabeza era viable. O quizá un ataque por atrás, si era lo suficientemente rápido.

Arremetió, motorizando sus pies tan rápido como pudo, cerrando la ya pequeña apertura entre él y su entrenador. Observó el inevitable contraataque, una patada giratoria, sobre la cual brincó con destreza. Desafortunadamente, no estuvo atento al otro pie de Prince, el cual lo golpeó en la cara tan pronto como el primero bajó para reposar. Char cayó para atrás y luchó por ponerse de pie, preparado para intentar algo más.

Usaría una pantalla de humo si pudiera, se dijo Char mientras se sacudía del golpe, pero no ahora. Esto no es sobre mis técnicas de fuego. Esto es sobre los ataques ‘normales’. ¿Cómo... cómo supero sus defensas? ¿Qué no estaría esperando?

De nuevo, Char arremetió, bien atento en la réplica de Prince. Desafortunadamente, Prince atacó desde el lado opuesto esta vez, apartándolo con facilidad. Mientras se recuperaba del golpe, se sintió un poco avergonzado por no sospecharlo, pero no se iba a rendir. Miró de nuevo, considerando con cuidado los patrones que Prince había exhibido. Aquello era un juego mental.

Y finalmente, sin pensarlo demasiado, Char arremetió una tercera vez... haciendo un ligero paso en falso hacia el costado mientras corría, pero corrigiéndolo al instante, y atacando en la misma dirección que sus dos primeros intentos. Prince dio una sacudida con entretención cuando su primer contraataque pasaba sin hacer daño alguno por sobre la cabeza de Char.

ZAS. Char una vez más cayó de cara al suelo. Unas cuantas estrellas aparecieron ante sus ojos por un momento.

—¡Bien, bien! —felicitó Prince—. ¡Muy buena maniobra, esa! ¿Ves? A veces si el enemigo está leyendo la batalla sobremanera, puedes burlarlos simplemente al hacerles esperar algo diferente... ¡cuando repites la misma cosa!

—Pero... no te golpeé —masculló Char con frustración, volviendo a su postura.

—Nunca te pedí que me golpearas —se rio Prince—. Solo te pedí que me sorprendieras, lo cual hiciste. Bien hecho. Pero si quieres golpearme, ¡te tomará mucho más esfuerzo que eso!

—¡Lo dudo! —le gritó Char de vuelta, haciendo el arrogante—. ¡Solo observa!

Sonrió. Ahora se estaba divirtiendo. Encendido y lleno de energía, sabía que quería intentar acertar un golpe en el legendario Prince, incluso si significaba que sería apaleado. Listo como un Luxray primario, Char mostró los dientes y se preparó para poner una pelea intensa...

... Hasta que captó algo con el rabillo del ojo.

Miró de vuelta a sus amigos. Ray tenía los ojos entrecerrados, mirando algo en la distancia. Y Saura...

... Saura estaba dormido como un tronco.

Pausó por unos cuantos momentos, solo mirándolos. Preguntándose algo, aunque no sabía qué.

... ... ...


Char batalló con Prince por alrededor de veinte minutos, aunque resultó siendo mucho menos emocionante y más forzado de lo que quería. De alguna forma, Char solo no podía poner su corazón en ello. Algo lo estaba molestando. Algo. Era como si su mente hubiera estado distraídamente armando un enorme rompecabezas, aunque ninguna de las piezas tenía algún tipo de rótulo. Sabía que no había estado ocurriendo solo ese día, sino toda la semana. Desde que averiguó en primer lugar sobre la Torre. Su mente estaba revolviendo algo, digiriendo algo. Pero ahora, debido a los eventos recientes, parecía estar cercándose a su terminación, y era insoportable no saberlo.

Sabía que era cierto. Algo... Algo requería su atención. Sus cavilaciones. Su decisión. Pero... ¿qué?

Era algo que había escuchado antes en ese día. ¿O no? ¿O era una combinación de cosas que alguien había dicho? ¿Naxi? ¿Lucario? ¿Prince? ¿Scythe? ¿Zahira? ¿Todos ellos a la vez?

Le molestaba. Le molestaba como un crudo harapo emparrado envuelto alrededor de su cabeza.

Bueno... por supuesto que lo de Scythe me molestaba, se preguntó Char, buscando en sus recuerdos la respuesta. Pero... pero no es eso... no de esa manera. ¿O... o sí? Estoy seguro de que tiene algo que ver con él...

—Vitaminas —anunció Prince, quebrando sus reflexiones—. Estoy seguro que de vuelta en la División Dorada les hacían pasar por una saludable dieta de suplementos vitamínicos...

No, no..., se dijo Char, retirándose de nuevo a sus propios pensamientos. No, no puedo perder la concentración ahora. Estoy en algo. Algo... ¿sobre Saura? Fue en eso cuando se arruinó mi llamarada, cuando lo vi... pero...

—Este viaje podría durar meses, ¿se dan cuenta? Antes de embarcarnos, deberíamos administrarles algunas vitales vitaminas...

Algo... algo sobre la forma en que Prince le hablaba a Naxi... Pero eso no tiene que ver con Saura... ¿o sí? ¡Bah, no lo sé! ¡¿Qué es lo que mi instinto está intentando decirme?! ¡¿Qué es tan importante que solo no puedo verlo?!

—En... realidad no tengo demasiada hambre —confesó Saura adormilado—. Scythe nos dio una manzana oro antes de venir...

—Esto no tiene que ver con el hambre o la sed, sino la salud —le dijo Prince—. Los suplementos vigorizan y fortalecen tus sistemas internos.

Irritado por las voces que lo distraían, Char decidió volver a la atención. Estaban en otro lugar ahora, en algún otro edificio...

Era una tienda, con pulidos asientos y mesas de madera posicionadas sobre un piso de mármol alrededor del vestíbulo. Casi le recordó a Char a una cafetería humana, pero no... la arquitectura se asemejaba más a la oficina de un doctor. Estaba desierto; no había otros clientes, o dependientes, a estas horas.

—Kecleon no vendía demasiados suplementos vitamínicos en la División Dorada —admitió Ray—. Había algunos, pero eran muy costosos... aunque Kecleon a veces vende gomis...

—Las gomis ayudan a abrirte la mente, pero las vitaminas te estimulan las fuerzas —dijo Prince, girándose para inspeccionar el mostrador frontal—. Hmm... Gardevoir decidió tomarse el día libre temprano, por lo que veo... Bueno, entonces, tendré que servirme y pagarle más adelante...

Char observó distraídamente cómo Prince saltaba sobre el mostrador y comenzaba a rebuscar en las alacenas de atrás. Se preguntó si el Pokémon a cargo saltaría de algún lugar justo como Froslass lo había hecho, regañándolo por entrar sin derecho en la propiedad de su negocio, pero de nuevo, tuvo la impresión de que Prince tenía algún tipo de derecho para hacerlo.

Antes de mucho, Char y sus amigos se hubieron estacionado alrededor de una mesa. Prince colocó unas cuantas botellitas marrones frente a ellos.

—Toma, Char —dijo Prince—. Elixir de proteínas. Bébelo. Ayudará a fortalecer tus músculos, y esos movimientos cuerpo a cuerpo que acabas de aprender. Ustedes también, Saura, Ray. Beban.

Char miró extrañado la botella de superficie lisa y el líquido que se asentaba en ella. La recogió y desenroscó la terca tapa, olfateando su contenido. Olía ligeramente a aceite. Deslizó el elixir a través de la mesa, intercambiándolo con el de Saura quien había estado observándolo con la mirada vacía y preguntándose como abrirlo. Suspirando, le dio unos tragos como le habían ordenado. Era soportable, sabiendo solo un poco vil, y en su mayor parte irritando su fuego interno como todas las bebidas líquidas hacían.

¡Clank! ¡Clank! Más botellas de coloración similar fueron colocadas ante él.

—Y Calcio, para ayudar a energizar sus fuerzas elementales —insistió él—. Beban esto también... Y luego dejaremos que se digieran y remojen sus sistemas durante la noche.

—¿Esto en verdad nos hará más fuerte? —preguntó Saura, mirando sin remedio a la segunda botella tapada.

—No notablemente —respondió Prince—. Idealmente deberían tomar suplementos semanalmente. Y, sí, empezarían a notar un significante incremento en sus capacidades corporales después de un tiempo. Como todo buen hábito, cada pequeña dosis cuenta.

Ray abrió la botella para Saura esta vez, y los tres las tragaron. Esta sabía polvorosa, dejando residuos por todo el interior de la boca de Char.

Clank. Finalmente, Prince vació sus brazos al soltar una gran botella plana y verde sobre la mesa.

—Ginseng —dijo Prince—. Solo pude encontrar uno, así que tendrán que compartirlo. Este estimula el sistema nervioso. A diferencia de las bayas Atania, que solo bloquean tu habilidad para cansarte, esto realmente energizará tus–

La puerta se abrió con un crujido, y adentró llegó un llamativo Pokémon verde y blanco que pareció genuinamente sorprendido de ver visitantes. Prince asintió hacia el Pokémon.

—Buenas noches, Gardevoir —dijo rápidamente—. Espero que no te importe que nos hayamos servido por nuestra cuenta. Estábamos en un apuro, y estos Pokémon necesitaban–

—No es problema —descartó Gardevoir rápidamente con una sacudida de su mano—. Pero... ¿por qué estás aquí, Prince? ¿No has escuchado?

—¿Escuchado qué? —replicó él, frunciendo el ceño con confusión.

—¿El reporte del tiempo? —replicó Gardevoir, haciéndose camino a la parte trasera de la casa y ojeando los bienes robados con algo de irritación.

—Creo... que sí, ¿por qué? —respondió Prince—. No había nada significante...

—Nada significante más que la ventisca del siglo... —retornó Gardevoir, con lo que pareció una mueca—. Toda la división se está congregando por refugio ahora en caso de que nos azote temprano. ¿No era noche de Legend en el salón de asambleas de todos modos? Creo que la mayoría de los Pokémon ya están asistiendo allí...

Prince se crispó por la incertidumbre. El estómago de Char se retorció cuando vio la sorprendida mirada del Infernape. ¿Acaso algo había salido mal?

—Yo... tengo que verificar algo —murmuró él—. No escuché de un frente de tormenta en toda la semana. Yo... volveré en seguida... Ustedes... quédense aquí, y tomen su Ginseng. Estaré de vuelta en breve.

Prince salió disparado. La boca de Char se quedó abierta, incapaz de decir nada antes de que el Infernape se hubiera desvanecido.

—¡¿Una tormenta?! —exclamó Saura—. ¡Eso no puede ser bueno! ¡¿Qué pasará si golpea mañana a la tarde cuando se supone que nos marchemos?!

—Debería haberlo sabido —agregó Ray—. ¡El cielo estaba tan oscuro hoy! Solo se podía predecir que algo así se venía... Quizá tendremos una probadita de Zerferia antes de siquiera llegar allí...

Gardevoir estiró una larga mano verde y recogió la botella de Ginseng de la mesa. El Equipo Ascuas se giró hacia su dirección.

—No tendrán que preocuparse por una tormenta, niños —dijo Gardevoir con suavidad, alejándose con la botella—. La tormenta está solo en la cabeza de Prince.

—Espera... —balbuceó Ray, pareciendo confundido—. Usted... estaba...

—Mintiendo, sí —respondió Gardevoir, volviendo una satisfecha sonrisa hacia la dirección del Raichu—. Es un pequeño precio para que el petulante Prince pague por su reputación que le permite caminar por la fortaleza como si fuera el dueño de todo. Me imagino que debo tener derecho a al menos alguna represalia por robar mi bar...

Char no supo si reír o sentir irrespeto por el equitativo Pokémon. Simplemente escogió sonreír un poco, observando cómo el Gardevoir trabajaba detrás del mostrador para limpiar el desorden que Prince había causado. Escuchó el suave tintineo del vidrio chocando con vidrio, y luego escuchó el sonido de agua vertiéndose.

Gardevoir retornó con tres vasos de mediano tamaño con un líquido anaranjado oscuro, cada uno con una colorida baya con su hoja flotando en la parte superior. Los colocó gentilmente en la mesa ante Char y sus compañeros.

—Tomen —dijo él—, encontrarán que estos bajan con mucha más suavidad.

... ... ...


Char se sentó en silencio con sus amigos, tomando lentamente su cóctel de Ginseng (o lo que sea que era) mientras aguardaba el retorno de Prince. El sabor era agradable y acorde a la poderosa y casi repugnante amargura del elixir que trataba de enmascarar, pero aminoró casi a la mitad y ya no pudo terminarlo. Luego de un tiempo, encontró que su vaso y el de sus amigos estaba a casi la mitad, y que Prince no mostraba indicios de volver a pesar de haber pasado al menos veinte minutos. Gardevoir había abandonado la habitación, trabajando en algún lugar en la parte trasera de la casa.

—Entonces... qué viaje hasta ahora, ¿no? —le habló Char a Ray y a Saura, sus primeras palabras a ellos en horas—. Prince parece bastante interesado en mí... ¿qué tal están ustedes chicos?

—Yo me estoy divirtiendo —respondió Ray con alegría, aunque Char adivinó que al menos parte de la jovialidad era forzada—. Este lugar es realmente misterioso. Tengo que respetarlo y a todos los Pokémon que trabajan aquí. Parecen tener una vida dura. Aunque, no creo que me gustaría vivir aquí. Sería aterrador. No creo que podría.

—Tampoco yo —masculló Saura—. Es realmente duro aquí. Y no solo lo digo por el frío. Todos los Pokémon de aquí... caray.

—Sí... la resistencia en serio es seria por aquí arriba —suspiró Ray—. Digo, siempre pensé que el Equipo Remordimiento era lo máximo. Pero por aquí, es así de bueno como se espera que seas para solo arreglártelas. Puedo decir que estos equipos han sacrificado todas sus comodidades y todo lo que tienen para hacer que la resistencia gane fuerza.

Char hizo una mueca. Escuchó algo en la voz de Ray, solo un sutil pequeño tambaleo, cuando mencionó al Equipo Remordimiento. Y supo exactamente por qué. Ray estaba poniendo su esfuerzo en pretender que no había nada malo con Scythe. Estaba forzándolo para que saliera de su mente.

—¿Está todo bien, Saura? —preguntó Char tiernamente—. No puedo creer que te quedaras dormido en la acera...

—Eh... sí... lamento eso, jeje —rio entre dientes Saura avergonzado—. Estaba intentando mantener los ojos abiertos. Prince estaba diciendo algunas cosas sobre las batallas que realmente quería escuchar. Pero supongo que Scythe realmente me desgastó.

—Saura... ¿algo te está molestando? —preguntó Char, notando algo en la expresión del Bulbasaur que parecía haberse escurrido por accidente.

—Oh, no, no... —le tranquilizó Saura, negando con la cabeza e intentando sonreír—. Nah... estoy bien. Solo... a veces sigo pensando en mi familia. Me distrae a veces. Pero sé que no debería preocuparme...

—Gracias —dijo Char cálidamente—. No sé cuántas veces ya he dicho esto, pero gracias por estar aquí conmigo... Sé que solo están aquí solo porque yo quería que viniesen. Quizá incluso les hice venir. Podrían haberse quedado en casa. Pero... solo sigo imaginándome estando solo aquí por mi cuenta...

—Oh, ¿para qué son los amigos? —dijo Ray animadamente.

—Solo... no salgas corriendo y te congeles hasta morirte otra vez —gruñó Saura—. Y no, por última vez, no me hiciste venir. Esta fue mi decisión. La hice en la Cueva Gravelerroca. ¿Recuerdas?

Char estuvo a punto de responder, pero las palabras se detuvieron en la punta de su lengua y se rehusaron a salir.

Se paralizó, con los ojos como platos, por la revelación.

El mundo dejó de girar. Sus oídos no escucharon más que sus propios latidos.

—Oye, ¿Char...? —exclamó Ray, notando los ojos imposiblemente abiertos de su amigo—. Char, ¿está todo bien?

—No estarás teniendo otra... visión, ¿o sí? —jadeó Saura—. ¿Char?

Char los ignoró, su mirada anclada al vacío.

Lo golpeó.

Tan claro como el día, tan clara como la pintura de Articuno, tan clara como la Poké Ball en su sueño...

Lo vio.

Momentos relampagueaban ante sus ojos. Momentos de aquella noche fuera de la morada de Alakazam, cuando Scythe lloró. Momentos de aquella noche en que espió a Scythe cuando hablaba con Shander, y contándole algo sobre la naturaleza de ser un servidor.

Momentos de hablar con Eva, y averiguar que Scythe tenía algo oscuro escondido de él... pero rehusarse a averiguarlo él mismo...

Momentos de observar el atardecer mientras Scythe le contaba sobre la belleza de Ambera...

El momento de terror cuando vio la perforante mirada de Scythe, quemándolo con sus ojos, por traicionar su simple promesa, de camino a la fortaleza.

El momento de horror cuando Scythe perdió por primera vez sus estribos. Su próximo entreverado temor y respeto por Prince.

El momento en que Lucario lo arrojó a través de la habitación, despreciándolo por ser tan débil, a pesar de que él mismo era un líder impotente y sin aura...

El momento de revelación cuando Scythe amenazó la vida de Prince, luego se alejó... Las palabras que dijo... las amenazas que hizo...

Las palabras del extraño Pokémon oscuro, diciéndole que su poder era suyo... que nadie debería ser capaz de manipularlo...

Aquel momento en la calle. Saura... él se había quedado dormido. No se suponía que se quedara dormido. Pensamientos sobre su familia continuaban molestándolo...

Y finalmente...

Las palabras de Ray, solo hacía momentos, todavía reverberando en su mente.

“¿Para qué son los amigos?”

La última pieza del rompecabezas encajó en su lugar, y la imagen fue extendida ante sus ojos. Terrible. Hermosa. Definitiva.

Así como así, Char supo la respuesta. Sabía lo que tenía que hacer.

—Yo... eh... —luchó Char por decir—. Yo... tengo algo que decir.

—¡¿Qué?! —imploró Saura—. ¡Me estás asustando, Char! Es como si estuvieras teniendo un ataque o algo. ¡¿Qué ocurre?!

—Yo... creo... —tartamudeó Char, temor en su voz—. Necesitamos tener una charla.

... ... ...


Las paredes externas del Fuerte Esmeralda se alzaban altas a través del terreno, un enorme muro de bloques de chapado metálico, restringiendo el acceso de cualquier especie de animal terrestre o intruso.

Un Scyther estaba sentado sobre el muro, con sus ojos fijos en el cielo occidental. El sol aún no estaba listo para rendirse por el momento, pero estaba en caída, atenuándose, cambiando sutilmente de color, y rebajándose del eternamente nublado cielo para mostrar su semblante a través del terreno. Viendo que entibiaba su corazón, como siempre lo hacía, pues todavía significaba algo para él. Ambera, su tierra, todavía estaba viva. En la faz de sus problemas, la belleza de la tierra hacía que todo cobrara sentido, dejando que todos sus entrelazados pensamientos se emparejaran, deletreando metas y respuestas claras. Nada en el mundo era más reconfortante.

Observó, sin moverse, ignorando todo excepto la luz del cielo. No veía a los Pokémon más allá que patrullaban los aires y vigilaban a los enemigos de la división desde una distancia. No veía a los equipos de resistencia que atravesaban las carreteras más abajo, o las siluetas del Distrito Tres y el Distrito Cuatro en la tierra más lejana. Todo lo que veía era el cielo. Su cielo. El cielo sobre su jardín.

Le envió una plegaria, preguntándole qué debía hacer. Cómo debería resolver sus problemas.

Preguntándose cómo llegaría a realizar lo imposible y salirse con la suya.

—¿Scythe? —una voz llamó desde un costado.

Scythe se giró con rapidez. No había esperado que alguien viniese. Había bloqueado sus alrededores de su mente, ignorando a aquellos que iban y venían en las proximidades. Y entonces, se sorprendió al ver la figura de un Charmander acercándosele a través de la superficie con aspecto de puente del muro de la fortaleza.

—Char —profirió Scythe—. Les dije que no me siguieran. ¡¿Por qué has venido?!

Char ignoró su comentario. Continuó caminando, viniendo al lado del Scyther y echando un apreciativo vistazo del atardecer mientras lo hacía.

—¿Qué quieres, Char? —preguntó Scythe, aunque en una voz humilde.

—Tengo algo que preguntarte —replicó Char, sentándose a su lado.

Scythe dejó caer su cabeza y cerró sus ojos—. Char, no esto otra vez... —suspiró con exasperación—. Creí que teníamos una promesa...

—No... no es eso —dijo Char—. Es algo más... Tuve esta idea. Quería saber qué piensas de ella.

—¿Sí? —dijo simplemente Scythe, abriendo los ojos nuevamente y girándose hacia él.

—Yo... me doy cuenta de... que estás haciendo tu mejor esfuerzo —comenzó Char, acumulando el coraje para decir lo que quería—. Y me siento culpable porque... he cometido muchos errores. Y uno en particular que... que estaba... esperando poder reparar.

Los ojos de Scythe se enangostaron hacia Char, pero se mantuvo en silencio. Char levantó la mirada hacia él, sus ojos brillando con respeto y apreciación. Abrió su boca y habló con total honestidad, e incluso entonces, apenas creyendo sus propias palabras:

—Scythe... ¿cómo te sentirías si tú y yo fuéramos a la Torre del Tiempo solos? ¿Solo tú y yo?

El Scyther parpadeó, su cabeza retrocediendo por un momento como si hubiera recibido un puñetazo al rostro.

—¿Es eso sabio? —respondió él—. Tus amigos...

—Hablé con mis amigos hace un momento —aseguró Char—. Ellos entienden perfectamente. Piensan que es una buena idea. Mira, Scythe... sé que estamos todos juntos en esto. Pero... fue un error muy grande de mi parte forzar a Saura y a Ray para que vinieran aquí. Estaba siendo egoísta. Y entonces los traje, y... y... bueno... Solo pensé que esto ayudaría a que te sintieras mejor. Para tu concentración, sabes. Si tuviéramos menos Pokémon a quienes cuidar...

Scythe estaba en silencio.

Se quedó mirando el atardecer por el tiempo más largo, totalmente callado. Su respiración se volvió pesada, sus ojos miraron a nada en particular, concentrado solo en sus cavilaciones internas.

—Char... —dijo finalmente, su baja voz prácticamente un susurro—. Esas... son las palabras más hermosas que cualquiera me haya dicho en toda la semana.

Una sonrisa nació en el rostro de Scythe. Comenzó diminuta y torcida, pero creció hasta ser una sonrisa completa e incontenida. En poco tiempo, Char presenció un verdadero júbilo en la cara del Scyther.

—¡¿Cómo nos desharemos de Prince?! —dijo Scythe rápidamente, con entusiasmo.

—Estaba pensando que podríamos salir a primera hora en la mañana —respondió Char, reflejando la radiante sonrisa de Scythe—. Saura y Ray podrían ayudar a confundir a Prince para que piense que no nos marchamos todavía. Cuando caiga en la cuenta de lo que ocurre, ya estaríamos bien lejos.

—Tendríamos que ir al oeste primero —determinó Scythe—. Al oeste o al suroeste. No pensaría en rastrearnos en esa dirección. Vaya... ¡tendríamos que movernos rápidamente en la mañana, justo en los talones de los Vigilantes, mientras los centinelas todavía estén tomando sus estaciones... Char...! Esto significa que... si podemos hacer que esto tenga éxito... ¡podrías ser capaz de ayudarme con mi misión! Solo el tiempo dirá, pero si las cosas salen absolutamente perfectas... Quizá... solo... solo quizá ya no tendría que seguir jugando estos juegos contigo...

Y eso fue todo. Estuvo decidido. Char sintió una paz tan profunda en su corazón, sabiendo que finalmente había hecho algo verdadera e indiscutiblemente bien. Fue su primera obra, sintió él, como el maduro líder real del Equipo Ascuas, en lugar del cobarde que siempre fue antes. Y cuando vio la radiante sonrisa de Scythe a medida que su mente se revolvía en posibilidades y planes, a medida en que veía el poniente sol reflejarse en sus ojos, supo que en verdad había ayudado al viejo guerrero de alguna forma en que realmente importaba.

Por unos fugaces momentos, se sentaron lado a lado sobre aquel elevado muro, humano y sirviente, ninguno de los dos arrepintiéndose de nada.


Traducido por WillChar96.
Translated by WillChar96.
[[Índice]]

Char acaba de arriesgar su vida al aprender una técnica tan peligrosa: humear. Por supuesto, la reacción de Scythe es catastrófica al averiguarlo, pero sus acciones posteriores dejan a Char perplejo. Con todas las cosas que ya tiene en la mente, una última revelación golpea al Charmander.

Parte 1. Parte 2.

Traducción del capítulo NO revisado. Cuando el autor haga la respectiva revisión, haré los cambios respectivos y retiraré esta nota.


Este fanfic no me pertenece. Solo me encargo de las traducciones y de la publicación de las mismas, con la previa aprobación del autor original.
El autor original es ScytheRider.
Título original: Pokémon Mystery Dungeon: Silver Resistance - Chapter 38: Conflict of Interest
© 2014 - 2024 WillChar96
Comments3
Join the community to add your comment. Already a deviant? Log In
AkemiNikki's avatar
Todos los capítulos tienen algo que me inquietan mucho ;w;... pero cuando acaban, quiero seguir leyendo el que sigue!!